[Pensaba que, mínimo, lo iba a abofetear o a empujar, rechazándolo porque, después de todo, se lo merecía por aprovechado. Porque sí, estaba aprovechando que el otro parecía totalmente herido emocionalmente para besarle. No había podido evitarlo. La sola idea de no volverle a ver le había perturbado demasiado.
Por eso se sorprende tanto cuando el otro se separa tan sólo para mirarle y besarle esta vez él. Era tan extraño que no puede evitar paralizarse por unos instantes hasta que se decide a corresponderle, abrazándole, queriendo sentirle cerca antes de que se vaya. Porque eso pasará, ¿no era así?]