[Se había sonrojado, tanto como para que él lo notara. A Alma también le gustaban los hombres, aunque podía justificarse con su "otro yo" que era una chica. Y era una mejor excusa que la suya.
Se pregunta si valdrá la pena hablar más con él cuando no había mucho qué decir. Aunque verlo nervioso valía la pena. Joder, su lado sádico se había despertado de nuevo, aún si sabe que esta vez es más peligroso para él que para Alma]
Pues a mí me gustan los hombres. Y las mujeres. En realidad, me da igual qué sean.
[Siempre y cuando sean sus pacientes, debió agregar, pero ya había dicho demasiado]