Tsk. Te daré lo que quieras, conejo idiota. Pero pon atención por una vez en tu vida.
[Aprieta los puños, mirando el dibujo que había quedado en el suelo, aunque no lo levanta. No aún]
¿No recuerdas nada? Hace más de una hora que entraste aquí.
[Sabía que le diría que no sabía de qué hablaba, pero valía la pena intentar antes de causarle un shock que, de todas maneras, probablemente se negaría a creerle]