*Asiente cuando oye que le llaman por su nombre. De nuevo estaba ahí, en esa habitación. No daba tanto miedo como cuando estaba oscuro, ni como las veces que recordaba de andar con el abuelo, pero aún así le intimida. Sabe que estar en ese cuarto no es bueno para él.*
Hola... señor.
*Recoge sus piernas, tratando de ocupar el menor espacio posible.*