[Frunce el ceño lo más que sus cejas se lo permiten. Ahora es ella quien observa cada movimiento del rostro del otro. Seguro que estaba mintiendo, lo iba a descubrir. Porque, por Dios, se tenía que acordar... o de plano iba a comenzar a tomarse en serio en serio eso de que está loca.]
No te voy a permitir que hables así de algo en lo que tu estuviste de acuerdo en cumplir.
[Lo dice de manera pausada y lento como si así se fuera a dar a entender mejor, como sentando el asunto y como si ella fuese la que está en ese despacho para analizar la situación y no para ser analizada.]