[Lo escucha atentamente, aunque estaba seguro de que había escuchado esta historia más de una vez. Era sólo que cada vez que la oía era como si entrara en un pequeño trance, como si pudiera imaginarse lo que el otro decía recordar, aún si era lo suficientemente vago como para llenar las lagunas por ahí y por allá. Además, las flores, esas malditas flores. Lo peor es que estaba seguro que lo que él veía eran precisamente esas... Joder, la sola posibilidad de que alguien le hubiera dicho a ese idiota que él alucinaba le enfurecía. Aunque la única persona que sabía era su padre y no lo creía capaz de aceptar la mínima posibilidad de que admitiera que algo estaba mal en la cabeza de su hijo. Aún así, no puede evitar perderse en el relato.
Pero de inmediato vuelve a la realidad. Todo lo que su paciente decía era mentira, una alucinación estúpida y nada más, una en la que había decidido incluirlo, ya sea por su conveniencia o simplemente porque era parte de su enfermedad. Como si lo más inteligente fuera meterse con un doctor.
Además, una vez que se ha despejado, nota que ha empezado a hablar de esa manera. Refiriéndose a sí mismo como "ella", como si ese recuerdo fuera de esa chica y no de Alma. Resopla. ¿Tendría que seguirle la corriente o corregirlo de una vez?]
¿Nuestra promesa fue ver unas flores? ¿No te parece muy tonto?
[Le pregunta, como si no hubiera escuchado esto antes. Y parecía querer seguir metiéndose con él, aún si se hacía pasar por chica]