*Pregunta con curiosidad. Los zapatos de Kanda eran una opción más interesante que calzarse cualquier otro par desconocido. Le divierte pensar en ello, porque sí le quedarían grandes y sería un reto caminar con ellos*
Espero que no te riñan a ti por ser el que vaya descalzo ahora.
*Rie mientras bromea despreocupada con aquello, llevando inconscientemente sus manos a los tobillos, para rascarse en un determinado lugar. Al menos sus uñas aliviaban ese incesante picor*