[Evita soltar un grito, pero no por eso se sorprende menos a pesar de que debió verlo venir. Nunca debía de llamar a la puerta de esa manera, nunca en la habitación de Alma.
A causa de ese tacleo había terminado en el suelo y el expediente había terminado regado en el suelo. Maldición. Al menos no se había golpeado la cabeza]
Ya te he dicho que no saltes así sobre mí.
[Modula su voz lo mejor que puede, pero es bastante obvio que es un regaño. ¿Tenía que comportarse así siempre que le veía? Generalmente era tan serio (aunque empalagosamente amable, siempre y cuando no le recordaran su condición) cuando no se enteraba que le estaba viendo, ¿por qué jodidos no podía ser así siempre?]