[En cuanto escucha la palabra "flores" no puede evitar abrir los ojos, asombrado. Nunca le había contado a nadie sobre las malditas flores (esas que sabía que estaban en su mente) y, claro, nunca tendría algo en su despacho que le recordaran vagamente a algo como eso. Odiaba las flores. Y no aceptaba que Lenalee supiera que estaba ligado a ellas de alguna forma. Aprieta los puños con fuerza.
Apenas puede calmarse, respirar profundamente. Era sólo un sueño. Como todos los demás, tan sólo se trataba de eso]
Estoy vivo. Y todos los demás también lo están. ¿No estabas preparando tazas para ellos cuando te encontré? No le llevas café a los muertos, sino a los vivos.