[Le regaña, aunque tan sólo por decirle algo. No debían de hacer tanto escándalo en los pasillos donde pudiera alterar a los demás pacientes, pero una vez que se encerrara en su despacho con ese imbécil estaba seguro que perdería toda autoridad de todas maneras, mucho más de la que ya había perdido al tenerlo llamándole por su nombre.
Y, de nuevo, no había necesidad de caminar rápido, porque ya estaban cerca de su despacho de todas formas. Seguía creyendo que tenía el peor lugar, mucho peor que el de todos los demás doctores. Estaba tan cerca de la sala común que a veces podía escuchar todo el ruido que venía de ahí si algún paciente perdía el control. Y no podía evitar salir, esperando que ninguno de los que estaban a su cargo estuvieran involucrados]