*Apoya la barbilla en sus propias rodillas. Cierto, nunca antes le habían lastimado pero lo que vio le resultó tan convincente como para considerarlo en serio. Para ella tenía mucho sentido, de todas formas*
En el sueño me lastiman, pero no puedo quitármelos. No debo hacerlo.
*Comienza a relatar con tranquilidad, como usualmente hacía y comenzando a divagar con todo lo que pasa por su mente en ese momento*
Envuelven mis pies, luego mis piernas..., como si fueran parte de mi propia piel. Entonces veo a toda esa gente y me doy cuenta de que soy como ellos.