*Al principio, cuando la aparta y le da la espalda se teme lo peor. Que lo enfadó o desesperó con sus protestas, pero entonces le ve en cuclillas y no puede evitar volver a sonreír con entusiasmo*
Gracias.
*Dice con un tono suave y sube a su espalda, acomodándose allí. Podía haber caminado hasta el despacho si él lo hubiese querido así, pero no negaría que esto era mucho mejor. Los príncipes cargaban así a las princesas en las historias que Lavi le contaba, ¿o era en brazos? Tendría que volverle a preguntar*