*Duda un momento sobre si decirle o no. Al parecer no funcionaba de mucho prometerle algo como eso y tampoco es como si tuviera demasiadas opciones. Le observa buscar con la mirada por la sala y luego le sostiene la propia mirada severa que le dirige. Kanda se impacientaba y no quería verlo enfadado con ella*
Los escondí tras ese sillón. No quiero ponérmelos porque hacen daño.