*Estaba sentada en el alféizar interior de la ventana sellada, desde donde podía contemplar el jardín exterior. A pesar de la bonita vista, estaba concentrada en una bandeja colocada sobre sus piernas.
A pesar de que no tenía con qué llenarlas, tenía en esa bandeja varias tazas de plástico, una por cada paciente o persona cercana a ella que residiera en el hospital. Todas estaban colocadas a conciencia, en orden y, aunque no tenían nada que las distinguiese unas de otras, sabía de alguna forma a quien pertenecían en su cabeza. Toma una de las tazas, delineando sobre su superficie y con su dedo el nombre de la persona a la que asignó aquella en concreto. Con algo tan simple como eso podía estar distraida durante horas*