*No tenía la intención de obedecerle, por supuesto. Quería volver a reírse de él, de recordarle que al parecer sólo era un estúpido primerizo con la boca muy grande, pero tiene que, efectivamente, callarse y no porque se lo esté ordenando.
Otra vez había logrado empujarle violentamente contra la malla y ya no se sentía con fuerzas para resistirse. El cuerpo le dolía y su erección sólo quería ser aliviada, así que simplemente aprieta los dientes. Tan sólo debería dejar que pasase y ya. Al menos quedaría libre de toda la tensión*