No podía negar que estaba emocionado: no tenían clases y el día presagiaba que el evento de San Valentín sería algo digno de recordar.
No estaba seguro si alguna chica le iba a dar bombones o le haría alguna confesión, pero aunque no fuera así él ya tenía en mente a ciertas personas para regalar chocolates, que aunque no había hecho, se había dedicado a comprar en días anteriores.
Así que tan sólo estaba por ahí, oculto, esperando la oportunidad para saltarle felizmente encima a alguien.