*Escucha esa petición atentamente, sonrojándose por aquellas palabras y enseguida piensa que no dudará demasiado en conceder. Los labios de Kanda, apenas rozando la cicatriz de su frente se sentían suaves y gentiles, como si estuviera tratando con algo delicado.
Y sin embargo, al mismo tiempo era capaz de demostrarle su fuerza y potencia con el empuje de su cuerpo contra el suyo. La mezcla de ambas sensaciones le fascinaba, porque era algo que nunca había experimentado. No tarda en volver a gemir suave en voz baja, para luego terminar sucumbiendo a aquellos gritos ahogados, sintiendo como las descargas de placer se iban apoderando de él cada vez más y más. Preparándole para ese orgasmo que quería retrasar*