*Se sorprende por escuchar los gemidos que se escapan de los labios de Kanda, mirándole casi extasiado por poder oír al menos, un gemido de forma clara y notoria. Más aún así, mientras lo penetraba con la primera suave y lenta embestida. Notar que se hunde en él le hace estremecerse de pies a cabeza, por lo que no tarda en llevar una de sus manos a acariciar la mejilla del mayor. Lucía especialmente atractivo ahora, gimiendo desesperado por lo que sentía y por el propio placer que él mismo le estaba ofreciendo con su cuerpo. Tan tentador*
Aaah ~... ¿Por qué? No es como si yo no quisiera que lo hicieras de este modo. Me gusta.