[Al menos admitía que seguía doliéndole, aunque se alegraba de escuchar de que no era tanto como al principio. Además, era difícil detenerse una vez que ya empezaba a adecuarse al movimiento de las caderas del moyashi sobre las suyas, aún jadeando y tratando de no gemir tan algo cada vez que el menor se movía de cierta forma que sólo le provocaba enloquecer poco a poco.
Entonces le escucha preguntar eso. Tan sólo oírlo le obliga a gemir entre dientes, entrecerrando los ojos, preguntándose cómo demonios podía aumentar su sensibilidad tan sólo por escuchar la voz de ese idiota. Pero trata de que no se note lo desesperado que está por sentir aquello]
Pensé que nunca lo pedirías, moyashi.
[Se acomoda lo mejor que puede, sabiendo que tal vez lo tenga un poco difícil moviéndose en esa posición, pero poco puede esperar. Empieza a mover sus caderas lentamente, hundiéndose en él, encontrándose con los movimientos del moyashi. Tan sólo por ese inicio tan suave no puede evitar soltar un gemido, sintiendo como el interior del menor lo apresaba más fuerte]