*Solo que no puede decírselo. Se abotona rápidamente los pocos botones que Kanda consiguió quitarle y se aparta del mayor, volteándose para mirarle. Tenía que darle algún tipo de excusa sobre su estado, aunque fuese totalmente inventado. El problema es que ni tenía mucha imaginación, ni se le daba especialmente bien mentir*
Es el hambre, sí eso es. Tengo tanta hambre que me estoy empezando a poner malo.
*Siente ganas de golpearse la cara él mismo. Ni siquiera Kanda se tragaría semejante bobada*