*Tiene que aguantarse una risa. ¿Desde cuando Allen le hacía reverencias? Se sentía tan raro a pesar de saber que eran los nervios, tanto que abandona el apoyo de la pared para ponerse frente a él, agachado y mirándole desde ahí abajo con la cara girada.*
Oi Allen... ¿qué haces? Tienes que pedirlo de rodillas.
*Esto era tan extraño. Se sentía feliz y emocionado por lo que acababa de confesarle, y hasta podría jurar que le temblaban un poco las manos. Y aún así no puede evitar molestarlo por como se está tomando las cosas. ¿Por qué tenía que reírse tanto en un momento como este?*