*Empezar por el principio era bastante lógico y no por eso sencillo. Observa como el mayor se recarga contra la pared, mirándole y esperando a que comenzase a hablar. Traga saliva ruidosamente, sin moverse de su sitio*
Yo...
*Se cubre los ojos con una de sus manos. Después de que lo había citado no podía atascarse en el momento más decisivo*
A mí me gustaría qué tú y yo...
*Se los tragara la tierra, al menos a él en este momento*