*No era justo. Se habían pasado el día entrenando sin apenas un descanso y la Jefa de enfermeras ya había venido para recordarles que debían bañarse, por estar demasiado sucios tras el entrenamiento. Pero como siempre, ella tenía que esperar.
Odiaba la hora del baño desde que los dos niños estaban en la Orden, porque debía separarse de ellos. Sólo por ser niña y por ser más pequeña, que debía bañarse bajo la supervisión de la mujer. ¿Por ser niña? ¿Qué pasaba con eso? No era suficiente motivo para que la apartaran, al menos para ella así que había conseguido colarse hasta los baños donde esperaba encontrarlos.*