*No le entusiasmaba para nada entrenar, ni lo más mínimo a pesar de que sabía que era algo necesario. Entonces mientras esperaba la tostada, se queda mirando al japonés y en como jugueteaba con la soba distraído. Era tan raro. El Kanda de siempre ya los hubiese llamado vagos por no querer entrenar, no era normal verle tan apartado de todo a pesar de que estuviese ahí*
¡Kanda! Te voy a echar el cacao en la soba como no te la comas.