*Está un poco más alejado de los otros pero aún puede oirles, aunque de hecho le hubiera gustado no oir eso último que dice Kanda. No podía cambiar de opinión ahora, ¡ni siquiera había tocado la nieve! Así que sin pensárselo mucho le lanza una bola que impacta directamente en su cabeza, desmenuzándose de inmediato.*