¡Alto! [De las enredaderas se extienden unos cuantos vástagos que te impulsan lejos de ella.]
¿Acaso no lo entiendes? Es inútil todo lo que hagas cuando el control lo tengo yo.
[Camina unos pasos y se posa sobre una hoja que la eleva a la altura donde está Tsukumo.] Si te portas bien, esta chica no tendrá que ser abono para mis bebés. [Y luego apunta a una especie de olla, que no es más que la enorme boca de una planta carnívora.]
Si la suelto, los jugos simplemente la degradarán en cuestión de segundos.