Gyn (casualmentegyn) wrote in teatrodesombras, @ 2010-12-14 03:58:00 |
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Current mood: | intimidated |
Current music: | Evanescense-Lithium |
Entry tags: | disclaimer mode on, fandom:higurashi, oxygen |
Número: 50/50.
Título: Te diligo
Fandom: Higurashi no naku koro ni
Claim: Mion (¿Shion?) x Keiichi.
Extensión: 271 palabras aprox.
Fragmento: Las esposas de hierro lo fijan a la camilla, pensada hace más de un siglo para torturas seguramente inimaginables.
Rating: M.
Prompt.23. Sol. Tabla básica II. Lunas y tinta.
Te diligo
Drink up sweet decadence:
I can't say "no" to you.
And I've completely lost myself but I don't mind
since I can't say "no" to you.
Good enough-Evanescence.
Las esposas de hierro lo fijan a la camilla, pensada hace más de un siglo para torturas seguramente inimaginables. Keiichi tiene nociones gracias a las revistas de pornografía gore que compraba por correo, antes de llegar a Hinamizawa, deseando arrancar el rojo y las muecas grotescas y sensuales de las pieles inocentes de las niñas que pasaban por la calle frente a su casa. De alguna forma, cuando se hizo amigo de chicas más hermosas que las que atacaba en su tiempo y más reales que las de esas fotos donde la sangre era negra y los senos exuberantes, el “asesino” se fue a dormir en una bruma, murmurando algo sobre una situación que lo desmerecía y Keiichi, el estudiante de buen carácter, lo saludó con satisfacción.
Mion era buena también. Quién diría que también guardaba un demonio debajo de la piel, que encima de Keiichi podían salirle dientes afilados, que sus manos podían desplegar la misma lujuria devorante y desesperada que las chicas de las viejas fotos no hacían otra cosa que fingir para el espectador poco exigente. Y que ser poseído por ella le despertaría más lástima y tristeza que rabia. No querer ser el ogro feroz que devora a las princesas te puede convertir en príncipe encantador, si logras rescatar a una y Keiichi cree, cuando logra atrapar su mirada en la que se enciende el Infierno, que puede apagar unas cuantas llamas hasta reducirlas a un mero fuego doméstico. Una caricia hecha de palabras sinceras es el primer paso.
Quizás ni siquiera le metan clavos en los dedos ni termine en un pozo como Rika y Satoko.