lune de lumière (boogiepop) wrote in teatrodesombras, @ 2008-11-14 03:35:00 |
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Current mood: | busy |
Current music: | Linkin Park/What I have done |
Título: Fantasma
Fandom: D-gray man
Género: Romance/Angst
Pareja/Personaje:Allen/Linalí/Exorcista Caído Random (?)
Fragmento: Lo de Lina fue un accidente. O casi. Allen se inclinaba sobre ella para plantar el más inocente beso en sus labios y tal vez, de no recibir un grito o una negativa suave, aventurar su mano sana en el escote de la virgen. Entonces empezó a hablar y él se detuvo en seco. No podía hacer más que escucharle.
Todo será más simple de éste modo. Allen tiene poca experiencia en éstas cosas, pero es una de las pocas exactitudes que tiene en su vida. Ser considerado con una amante es lo más importante en un caballero. En realidad, con esa palabra recuerda la sonrisa torcida de Cross Marian y su tos al reír guturalmente, cuando finalizaba esa clase de consejos llenos de un doble-sentido.
La respiración de Linali ya es pesada e irregular. Ella tiene la cabeza acurrucada en su hombro y los brazos alrededor de su torso. Es tierno, pero incómodo.
Aun con el recuerdo de su Maestro Cross dándole su bendición (a medias de un "imbécil" ni siquiera bien disimulado) Allen sabía que no estaba bien. El rostro de Lina está sereno.Es bello, como la luna en otoño desde el carromato gitano en el que Allen dormía, de niño. Ella es casi una niña también.
Parece arrullarse con su propia respiración y se mueve en sueños, apretando el agarre.
Lo de Lina fue un accidente. O casi. Allen se inclinaba sobre ella para plantar el más inocente beso en sus labios y tal vez, de no recibir un grito o una negativa suave, aventurar su mano sana en el escote de la virgen. Entonces empezó a hablar y él se detuvo en seco. No podía hacer más que escucharle.
Lina llama en sueños embebidos en vino rojo a esa etapa suya, tan gris que parece muerta y enterrada en memorias más dichosas, así de distante. La mira sobre su hombro sólo si en verdad el día es difícil y la sangre querida le cubre las manos de nuevo. No sabe que al recorrer esos pasillos hacia el pasado contra la almohada, murmura a grandes rasgos sus recuerdos.
Se queja del suero que le daba escalofríos y repite maldiciones que nadie que le viera despierta y en horas diurnas pensaría que era capaz de retener en su mente de blancura inmaculada en apariencias, cuando menos. Habla de las manos que se meten entre sus piernas, aprovechándose de los hilos de muñeca rota que le atan a la cama. Se queja del dolor acalorado, agitándose y abrazando lo que piensa que es su almohada.
Entonces sonríe por primera vez en serio. Aparece en las pesadillas cubiertas de hollín, la figura de su hermano, recubierta con oro sólido, bañada con luces doradas.
Debería ser mucho más difícil para Allen disfrutar los brazos que suben sobre sus hombros y se enredan sobre los suyos. Él no quería aprovecharse, pero es un hombre y la naturaleza le llama con la voz del más vil demonio. En alguna parte, la puta de Noé se ríe con los dientes más afilados que nunca. Y él la odia.
-Te amo,Linalí.-Susurra antes de pasar los dedos por las bragas oscuras. Deja de temblar, lo invade la rigurosa seguridad de cuando debe asesinar demonios. Sigue las instrucciones de su maestro. Siempre hay que declararle amor eterno a la amante. No tiene que ser en serio. Solo palabras suaves, derramadas sobre un oído ansioso de que cualquiera las repita, tal y como las ha oído recitadas de un libro de poemas.
Linalí da vueltas en sueños por su jaula, aquella en la que la encerraron cuando intentó escapar alguna vez,siendo una niña. Al fin logra abrir los barrotes con ayuda de una lima. Tiene calor. Mucho calor.
Daba gracias (más al Demonio del Paraíso Perdido que a Dios, su única compañía durante los meses que se mantuvo cautiva, aprendiendo inglés con libros que le arrojaban junto con pan duro) por no ser la dueña de los gritos que traspasaban las paredes de los pasillos que recorría.
Entonces el dolor entre sus piernas, antes que el aire a la salida de la Torre Sobre el Mar.
“Exorcista caído” sonaba la alarma y los científicos la empujaban antes de correr. Y el primer amor que jamás tuvo era ahora un cadáver en las manos del monstruo blanco de labia maternal, llamado Hebulaska.
Se deseaba muerta y se desgarraba la ropa oscura. Se imaginaba de ese modo, fantasma, recorriendo el mundo finalmente libre, invisible a los ojos de sus captores.
Pero a los fantasmas no los golpean y noquean con armas de electroshock.
Allen terminó y el sueño también. Por la boca de Linalí bajaba la saliva (propia y ajena), en tanto sus ojos segregaban sal líquida, lágrimas claras, orgasmos en el iris.
Título: Frugalidad
Fandom: Death note (fanon,mostly)
Género: Romance/Angst
Pareja/Personaje:Andrómeda/Otelo, menciones de Andrómeda/Linda.
Fragmento: Fue la primera vez que se descubrió deseando la compañía de alguien que no fuera Otelo.
¿Por qué ella le hace compañía a una persona tan infantil? Andrómeda quiere a Otelo, de la misma forma en que los retoños que no despuntan, se aprecian con los gusanos que no les devoran por pena o indiferencia. Todavía no amanece, puede saberlo porque levantó la mirada de su libro hace media hora y por la ventana al final del pasillo de la enfermería, el cielo era azul profundo, noctámbulo.
Es un saco de huesos ambulante y le han llamado la atención por eso más de cuatro veces. Sabe que no tiene oportunidad de vivir un cuento de hadas junto a ese chico pecoso que está acostado en la camilla de la enfermería.
Mello es un salvaje, en definitiva y Otelo sabía eso. Siendo así,¿para qué hacer bromas a sus instancias y donde era probable que lo oyera? Lo obligó a llenarse el estómago de lodo y todo lo que Andrómeda pudo hacer, fue mirar con los ojos húmedos.
Otelo acostumbra pellizcarse los granos, sacarse el pus y manchar con el líquido sanguinolento, las notas que Andrómeda le pasa, sobre lo que han hecho en clases.
Protesta cada vez que ella se toma la molestia, porque no necesita asistir a las mismas: él puede ponerse al día solo. Nunca ha visto a Near, Mello o Matt estudiando y sus marcas son excelentes. Pero Andrómeda le recalca con suavidad que las cosas han cambiado desde su golpiza.
-¿Qué tanto puede suceder en una semana?-Preguntó,demandante.
Andrómeda medita un segundo, se saca los anteojos, humedece sus labios, se arroja el cabello hacia atrás, se coloca el libro sobre el regazo, desliza el separador en el interior del mismo, se aclara la garganta y parece pensativa por un momento extra.
(La cólera de Otelo casi se respira. Tan impaciente es)
-Mello ha declarado que superará a Near, cueste lo que cueste.
-¿Y? Declara lo mismo una vez por semana. Se ve que no sabe escribirle cartas de amor…
-Ahora es diferente.-Andrómeda se muerde los labios, busca las palabras adecuadas.
Otelo se despereza y Andrómeda suspira,pensando que hay cosas que no pueden decirse con palabras, hermosas y malditas, extraídas de sus tesoros más preciados. Su mente cae en el sosiego entre Adán y Eva, Mark Twain querido, mientras hace esfuerzos para tragarse el orgullo y acomodarle la almohada. La paz que le invade al hacer recuerdos, momentos compartidos con alguien, es indescriptible. Pronto serán adolescentes. Hace un año, Otelo se sonrojó mientras que jugaban a bañarse en el río y declaró que los tiempos para llevar a cabo tales actividades habían finalizado.
Andrómeda sintió que su corazón se endurecía dolorosamente. A penas y se habían conocido hacía poco menos de un par de gozosos veranos. Otelo se le había acercado tres años antes, al comienzo de un otoño atareado en demasía.
-Quiero una hermana mayor.-Le había dicho al oído, tras abrazarla como si fuesen camaradas de toda la vida, para disimular ante los huérfanos.-Y debe ser fea, para no incurrir jamás en incesto con ella.
Por las mañanas, desde ese entonces (luego de que Andrómeda resolviera no protestar) desayunaban juntos y chismeaban sobre sus compañeros de la Wammy.
Andrómeda no era (o al menos, no se consideraba) muy hermosa que digamos, pero no vacilaba en destacar los defectos físicos de aquellas “presas” menospreciadas a su valorización.
Otelo prefería entonces atacar puntos morales en el comportamiento de aquellos a los que secretamente envidiaba. Jamás trataron de desmentir a los que les señalaban como hermanos. Tal vez a los que les tachaban de mensos.
Andrómeda tenía cuello de ganso, risa de hiena y senos redondos como manzanas dulces.Los años habían pasado los cabellos de Otelo, rojos, crespos hasta hacerlos azules, enlaciados. También se habían llevado las novelas con tinte de romance, dejando orgasmos ocasionales para Andrómeda e historia novelada, centrada en sodomitas incestuosos.
Andrómeda no se hizo a la idea de que estaba casada con Otelo hasta que salieron de Wammy, convertidos en lobos adultos, disfrazados de corderos, dispuestos más que a devorar humanos, a moverse entre ellos y aprovecharse de lo mejor y lo peor de su especie, brindándoles una buena parte de brillo particular a cambio.El talento del genio en la sociedad decadente.
Le costaba dormir en el apartamento alquilado con un sueldo proveído por una revista literaria que compraba sus ensayos elitistas mensualmente. Escuchaba la respiración de Otelo que se convertía con frecuencia en ronquidos, que no le molestaban en absoluto.
Se medía el pulso constantemente y se preguntaba si de un momento a otro se le detendría y caería muerta sobre sus hojas a medio escribir. ¿Era tan difícil? Se dejó ir a pique en el promedio de ese instituto porque sabía que a la larga sería mejor de ese modo. Tantas dificultades y sólo para ser quien arriesgue el cuello. Y por inútiles como aquellos que le pagaban para editar artículos vacíos que se apilaban sobre su escritorio, en tanto las cuentas se acumulaban en la mesa. No había tiempo de escribir un libro que valiera la pena como ladrillo a la Historia Universal, claro que no con tantas responsabilidades y su propia pereza arrojada en su espalda.
Recorría las historias personales de los huérfanos. Les inventaba desenlaces apropiados una vez que pusieron los pies en el mundo real. Pero le costaba imaginar lo que fue de Mello. Más de una opción, universos alternos delirantes. Tal vez su cuerpo ya estaba pudriéndose en una alcantarilla newyorkina o su esqueleto carcomido por cuervos bajo el sol, en algún desierto en las afueras de LA. A lo mejor fue él quien se cargó a un cirujano plástico que no quiso atenderle en su clínica privada de madrugada, el que secuestró un misil y chantajeó al presidente estadounidense, aquel músico polaco que se ganó el puesto de primer violín en una orquesta de Dublín y en menos de dos días, ese agente de la CIA retenido en Rusia por fanáticos de Kira, entre otras posibles gracias a descripciones vagas en las páginas de internet por las que navega en busca de explicaciones a sus incógnitas, intentando volver datos la carne y el hueso, hacer personajes de los que alguna vez fueron sus seres queridos.
No era muy difícil figurarse qué hizo Linda con su vida. La ve de nuevo en el cuarto común, atacando con líneas voluptuosas los bocetos para convertir una simple planta en una bailarina de cancán que haría a más de una señorita intelectualmente precoz preguntarse acerca de su orientación sexual arribando hacia los trece años de edad.
Fue la primera vez que se descubrió deseando la compañía de alguien que no fuera Otelo.
Otelo se da vuelta en la cama, golpeando con las manos grandes, pálidas, cubiertas por cabellos rojizos,una mosca invisible sobre las mantas. Andrómeda se ríe y le tira un beso, sabiendo que de estar él despierto tendría que contenerse por orgullo.
Vuelve a ver a esa chica mañosa que se sentía superior a Near porque de vez en cuando abandonaba su encierro para dar vueltas alrededor del orfanato, dejando que el sol le coloreara las pálidas mejillas y sosteniéndose de su brazo a causa de la anemia. Era débil y torpe. Hacía a Andrómeda tropezar con frecuencia. Otelo se burlaba de ambas. Así y todo, nunca le llamó demasiado la atención hacerlo. Era más interesante señalar a sus compañeros varones de sodomitas, supone ella, un tanto indiferente en la distancia.
En las revistas virtuales se topa con la crítica a su obra. La mejor artista en la historia posmoderna. Andrómeda se ríe. Cree que eso está lejos de ser un elogio, pero captura las imágenes en las que aparece Linda (se dejó fotografiar ingenuamente, amparada por un seudónimo y sus opiniones de Kira por completo veladas, a causa de un odio declarado hacia todo lo que a política refiera. La chica sabe protegerse o tiene un ángel de la guardia muy meticuloso), con un vestido de diseñador que le queda demasiado ostentoso. O Andrómeda añora sus jeans deslavados y el pintor que le iba grande, sobre las rodillas, repleto de manchas de óleos.
En una ciudad que queda casi en la otra punta del país, una joven pintora se mete en su cama sin quitarse los tacones, añorando los dedos tibios de un muchacho que dedicó el noventa por ciento de su vida a armar rompecabezas.
No tiene tiempo de recordar antes de dormirse a una chica con anteojos que solía ser su única amiga (de relación no unilateral) en la escuela para genios a la que asistió de adolescente, entrando de puro milagro tras ganar un concurso por pintar un cuadro que copiaba con parsimonia a Dalí. Sin embargo, con ella sueña, ligeramente excitada en su amarga soledad.