Siempre lamenté no haberles dicho que se detuvieran. Debí hacerlo. Eras arrogante y un cretino, pero no merecías que te humillaran de esa forma mientras fuimos niños. [Después... bien, sobre las decisiones que tomaste después no va a decir nada, porque entonces sí mereciste muchas cosas, las mismas que tú te buscaste. Pero no es su punto.]
Aún lo lamento. Y supongo que mientras vivía era más sencillo pretender que no había un momento adecuado para decírtelo, o que tú nunca estarías dispuesto a escucharlo.