... No quería que tuvieras que elegir, nunca quise que tuvieras que elegir con quien estar. Solo quería lo que te hiciera feliz, así que me fui a despejarme la cabeza para dejar de ser un cretino egoísta.
[Se deja caer sobre una de las sillas de la sala de estar, cansado también.] Lo siento. Debí decirte.