Su boca volvió a abrirse para refutar algo, pero por muy sinsentido que le pareciera aquello prefirió callar y asentir. Decía que cumpliría su papel sin contratiempos y no parecía estar mintiendo. Así que, ¿por qué debería preocuparse?
—Se lo agradezco y pido disculpas por mi… comportamiento. Esta situación me tiene un poco nervioso. Realmente admiro que se encuentre tan tranquila… Ah, pero qué hago. Se debe estar aburriendo. Permítame invitarle algo de té y pastel. Si desea, podemos degustarlo en el jardín.