Para su propia salud, su mente por fortuna solía concentrarse en los datos relevantes (?). Por supuesto que aquel lugar seguramente era hermoso pero eran otras razones por las que un matrimonio sería provechoso para ambos.
Su reino tenía tierras fértiles y llenas de verde, pero jamás había buscado expandirse mucho debido a preferir ser más racionales respecto a preservar lo propio antes de arrojarse hacia la conquista de otros lugares. Aunque también tenía que ver que no querían problemas con el reino vecino. Reino que tenía un mejor ejército, muchísimo más numeroso y que, por tratados de cooperación, no les atacaría salvo que se suscitara una traición… Por supuesto que una expansión por tierra no era viable pero no había nada que los detuviera en el mar.
—Ya veo. Entonces este matrimonio realmente será provechoso. —dijo con seriedad luego de estar meditando en silencio—. Ah… quiero decir… —bueno, había querido decir eso pero todavía no estaba seguro cómo tratar con ella. Las primeras impresiones eran importantes y vería como una total ‘derrota’ el ganarse el odio de quién era su ¿prometida? Cielos, de sólo pensar en ello, se ponía más nervioso, pero realmente necesitaba saber qué pensaba respecto a todo eso—. ¿Realmente esto está bien para ti? Pienso hacer lo que deba hacer por el bien de mi pueblo pero… el no poder… p…pro…procrear… —y de repente, hablar se le había vuelto extremadamente difícil.