[Avanza de golpe hacia ti en un par de pasos, y te agarra por el cuello de tu ropa, alzándote de la cama.]
Escúchame bien, gato. Nada de eso es asunto tuyo. Hay una sola razón por la que estás aquí, y no es para hacer preguntas. ¿Crees que le diría cualquier cosa sobre mí a un demonio? ¿Crees que soy estúpido?