[Iba a volver a hablar cuando se empezó a escuchar música procedente del interior y, fue entonces, cuando una chica más joven y de larga cabellera castaño claro, se apareció pidiéndole que bailaran esa pieza. Él le sonríe con suavidad, asintiéndole y tomando su brazo para volver adentro.]
Supongo que nos veremos por allí, Kururugi. [Es toda la despedida que da.]