[Sonreíste, esta vez de verdad, al tiempo que alzabas la mirada del suelo al cielo y te preguntabas si para cuando terminases de contar las bastas estrellas en el firmamento ese baile habría acabado.] No estoy acostumbrado a esta clase de reuniones en lo absoluto... así que, poniéndolo simple, ha sido un poco abrumador. [Pero ni un toque de malicia mancillaba la tonalidad en tu voz.
Te hiciste a un lado y dejaste de estudiar la oscuridad del cielo para dirigirte a tu misterioso acompañante quien parecía seguir sumergido en medio de la penumbra.] ¿Tu también tomas un descanso? [La luna, ligeramente cubierta con las nubes que amenazaban con lluvia no te dejaban ver su rostro.]