[Tomaste el refresco que venía con la comida y diste un sorbo a éste mientras recargabas tu espalda en el respaldo de la silla con naturalidad: doblaste una de tus piernas para colocarla por encima de la otra y con tu inexpresivo rostro decidiste quedartele mirando al idiota frente a ti.]
¿Estás diciendo que los Ingenieros no ayudamos en nada? Si escogí dicho puesto es porque lo quiero, no porque me importe tu opinión. [Habías hablado demasiado y ahora dabas otro sorbo más a tu bebida. ¿Cuándo se iría ese rubio molesto...? No era el primero que se acercaba para tratar de convencerte pero, de alguna forma, deseabas si fuera el último porque tu paciencia (a pesar de ser mucha) se acabaría pronto.]