Ah, sí... por supuesto... [Su tono dice que no te cree naditas... y con un sonido complacido su boca sigue el trazo por tu cuello; dejando que sus labios succionen el sensible punto bajo tu oreja.
No se inmuta en lo absoluto cuando el kimono se abre, continuando con sus movimientos sin escrúpulo o vergüenza alguna. Jadea al sentir tus manos trazar algunas de sus cicatrices, pero no opone resistencia a que las sobre-escribas... (cumplirás tu cometido... va a recordarte cuando vea tus marcas luego...
Y sentirá en cada una de ellas tu ausencia como una pequeña daga. Eres realmente injusto...Pero no es algo que vaya a decirte. Las marcas de otros clientes no importan, son solo una nebulosa confusa de días vacíos...pero cuando ustedes están aquí--)]
Trato. [Captura el lóbulo de tu oreja con cuidado, pasándolo entre sus dientes mientras aumenta algo el ritmo, presionando un poco más sus piernas juntas para intensificar la fricción]