No, prefiero la iniciativa propia. [Su abdomen se contrae por cada vez que tus manos se topan con una cicatriz, como un gesto involuntario. Sin embargo, no es como si no le motive a acceder a tus provocaciones, dejando que su mano haga un pequeño movimiento para descubrir uno de tus pálidos hombros, recorriendo la porción de piel con la yema de los dedos en un camino que para por parte de tu clavícula y vuelve a subir por tu cuello.]