[Ahora sí agradece de que tiene alcohol en la sangre porque ya las palabras no se le traban en la garganta, si no que ahora puede soltarlas sin estar sobrepensando, tal como querías. Sube las manos desde tu pecho hacia tus hombros y te atrae en un torpe abrazo, incapaz de seguir conteniendo las lágrimas.] No sabes... No sabes todo lo que sufrí estando solo en esa estúpida casa... Y lo mucho que me duele verte ahora como si no te hubiera importado dejarme solo.