[Nota ese detalle de tus manos solo cuando comienzas a sacarte los adornos del cabello. Y más rabia le da, más le duele el pecho. Porque nada ni nadie debería hacerte sentir así. Todo esto logra que sus sentimientos ocultos salgan a flote de manera abrumante y no quiere eso. Porque qué daría por correr a abrazarte y decir que todo estará bien, que se va a demorar pero va a lograr pagar tu deuda, que por favor sigas siendo fuerte un poco más. Acariciar tu piel, limpiarla de lo que sea que te hayan dejado encima. Darte seguridad en su pecho, en sus brazos, en su cuerpo por completo.
Pero se queda en eso, en un sentir.
Y no sabe que hacer, por lo que pierde la vista en el techo, mordiendo su labio inferior, mientras su mano empuñada golpea la puerta tras sí a un cierto ritmo.]