[Tú gesto sin duda lo sorprende, abrirá un poco los ojos de la impresión y luego alejara su rostro de tus dedos, como haces esas cosas sin darte cuenta.] Jiji, somos armas nada más, hermosas como usted y manchadas por la sangre como yo.
Estoy seguro que nadie lloraria la pérdida en batalla de un utensilio utilizado para la guerra.