¿Nunca escuchaste el cuento de la chica que tenía una hora límite de llegada? Te calza perfecto. [Eso le hace cosquillas que no va a reprimir, una risita suave antes de estacionarse. Él también disfrutó tu compañía aunque en un inicio te quisiera matar.
Bueno, aún te quiere matar un poco por parecer reírte de él a ratos, pero eso es caso aparte.] Supongo que nos volveremos a ver.