[Totalmente no sintió algo como celos de que fueras a ver a un ex-pretendiente.]
Príncipe Lea:
Agradezco profundamente el tiempo que dedicas a escribir estas palabras.
Debo confesarte mi afición por el cielo nocturno y las estrellas. He dedicado gran parte de mi vida a estudiarlos, las constelaciones y sus significados. Tengo una gran colección de mapas estelares acá, algunos incluso confeccionados por mi. A lo que me refiero es que todas estas analogías al cielo y las estrellas me hacen creer con más fuerza que nuestra unión es obra del destino. (Noté la palabra "todavía" en esa oración, creo que es algo que se puede arreglar.)
Tengo la seguridad de que seremos un gran equipo en nuestro matrimonio, es cierto que somos completamente opuestos, como el sol y la luna, pero al igual que estos nos complementamos.
Espero tu reunión con el hijo de aquel rey no haya sido desagradable. Si algún problema llegase a acontecer, puedes comunicármelo y me haré cargo de ello. Pero no vale la pena gastar tinta en nombrar a un sujeto así, cuando podría estar escribiendo sobre el intenso color de tus ojos.
Mientras más pasan los días más me convenzo de que a ti te seguiría a cualquier cruzada, príncipe Lea. El día de la boda se acerca, pero aún más importante, el día en que visites estas tierras. Un carruaje de mi padre pasará a buscarte para traerte a mi lado. Te deseo un buen día.