[La carta llega luego de un día especialmente agotador, nada lo cansa más que tener que hablar con gente. Pero entonces ve tu carta y sonríe y todos en el castillo se preguntan que le sucede. Pospone todas sus actividades para responderte de inmediato.]
Príncipe Lea:
Agradezco tus palabras, fue un día agotador pero leerte me llenó de renovada energía.
Si dices que te recuerdo a la luna, tu eres nada menos que el sol. Tiene sentido, quizás por eso pensé en ti con la llama de la misma vela que utilizo para escribirte ahora, por eso te recordé al ver la luna. Porque la luna solo puede brillar gracias a la luz del sol.
Creo en el destino y encuentro ciertas tus palabras. Por lo general me agota la gente que habla en exceso, debo admitir que no les tengo mucha paciencia, pero contigo es diferente. No es que hables demasiado -me disculpo si así se entiende mi mensaje- pero llenas los silencios que yo no sé rellenar. Es agradable.
Hablando de eso, espero que no te moleste encargarte de las relaciones públicas cuando esté concretada nuestra alianza. Hoy me encontré teniendo reuniones con gran cantidad de gente y tal actividad ha agotado mis energías. Pero puedo asegurarte de que el esfuerzo que estamos haciendo valdrá la pena, será una ceremonia inolvidable en la cual estoy poniendo todo mi corazón.
Bendiciones para ambos desde mi reino, cada día que pasa es un día más cercano a tenerte nuevamente junto a mi. Espero poder conocer luego a tu rey padre y que también puedas conocer al mío.
Extrañándote, Isa -acá van nuevamente sus títulos-