[Pareciera que el verano no quiere terminarse. Casi como un amante indeciso y despechado haciendo lo contrario a lo que se espera de él, estos días en que la temperatura lentamente debería estar comenzando a bajar y el viento a levantarse con nubes a cuestas, el sol en cambio ha brillado más fuerte e implacable que en todo el resto del mes, tiñéndolo todo de verdes, azules y dorados... y de un calor casi asfixiante.
¿Qué mejor que hacer, bajo esas circunstancias, que escapar a la playa? La playa, donde la arena parece casi tan incandescente como el sol, pero el cielo y el mar brillan, el primero sin una nube en el horizonte, el segundo azul, fresco y cristalino. Recostarse bajo la sombra de un árbol cerca de la orilla, o sobre la arena cálida junto a las aguas, y escuchar el mecer de las olas, puede ser un pequeño pedazo de paraíso.
Y el día de hoy a alguien le interesa mucho que se acerquen y disfruten de la playa, porque además de las sillas de playa desvencijadas y los quitasoles a medio caerse, podrán encontrar pelotas de playa, baldes y palas de arena, toallas y bloqueador para todos, e incluso un mini-bar a la sombra de los árboles, con bebidas refrescantes y trozos de sandía para compartir.
Aunque es posible que algunos de ustedes se hayan percatado de la fecha, y esperen o tengan planeado... algo más. Sí, luego de las celebraciones y bodas del último mes, no es difícil notar que el amor está en el aire. Y no sólo en el aire, sino también... en el mar, en la arena, en los botes junto al muelle... Porque, si miran con mayor atención, notarán que algunos botes tienen una canasta de picnic llena de chocolates, flores, cosas dulces y vino para dos. Podrán ver también que cerca de la orilla hay un montón de
curiosos flotadores que pueden usar para lanzarse con un acompañante y deliciosa comida y bebida al agua, y no salir de ahí por el resto del día. Es posible incluso que encuentren una
romántica tienda que cobija una cena completa, o un par de
sillas de playa a juego con su propio fogón en el que asar los malvaviscos que tan gentilmente alguien dejó cerca.
Pero puede que incluso a pesar del calor y del clima de perfecto para un chapuzón no quieras acercarte a la playa. No importa, muy probablemente aparecerás en la playa de todas formas, con el traje baño apropiado y todo. Puede también que a pesar de todas las atractivas instalaciones de la playa no quieras (o no tengas con quién) usar ninguna. Está bien, porque de seguro aparecerás sentado en alguna de ellas, con una sorpresiva (o no tanto) pareja con la que tendrás una cita inesperada... y tras esa otra, y otra, y tal vez otra más, hasta que el sol se ponga.
O tal vez no, y tendrás un día de sol y mar tranquilo con esa persona especial, con tus amigos o tus compañeros. O tranquilo, hasta que intentes aplicarle protector solar a alguno de ellos en la espalda y notes que de pronto tu piel quema allí donde los tocas-- no el rubor de la timidez, ni el ardor de la pasión, ni la punzada de... algo intenso y profundo que aún no estás seguro de poder nombrar. No, este es un dolor mucho menos metafórico y más literal, que tal vez no te permita tocar a algún amigo querido, a algún hermano adorado, a algún amante confundido.
Sólo esto necesitas saber: mientras más fuerte el sentimiento que los une, el amor que los ata, cualquiera sea ese amor, mayor será el dolor, y la distancia que se verán obligados a guardar el uno del otro.
Para algunos este día tal vez sea un cándido comienzo, para otros una terrible o esperada confirmación, para otros tal vez una tortuosa separación y espera. Sea como sea queda claro que hoy, entre el cielo el mar y el verano, hemos sido bendecidos por el misterio del amor.]
((Post veraniego de citas/amor doloroso backdatteado a San Valentín. Uno: mientras más random las citas, mejor. Dos: si una persona tiene sentimientos de amor por otra, durante el día le dolerá tocarla. GO AT IT.))