[No hay nada mejor (o peor, depende de sus opiniones, las cuales él consideraría muy erradas si así fueran) que un bardo de buen humor. Y para variar un poco su repertorio, está fuera del bar cantándole halagos improvisados a cualquiera que pase.
Y cuenta con una casualmente ubicada funda de su laúd cerca, por si a alguien más se le pega el buen humor y se le afloja el bolsillo para dejarle una rupia o dos.]