[Se queda quieto en el instante que siente tus dedos detrás de sus orejas y por un momento considera otras opciones menos amigables, ¿transformarse en su versión más amenazadora? ¿Dejar salir un bufido? Pero la curiosidad gana otra vez y la verdad, dejarse llevar por su naturaleza en este preciso instante no suena tan mal. Sieh salta sobre tu regazo, reclama tus piernas como su almohada y deja salir un leve ronroneo.]