Se me paró el corazón por un segundo y la miré con gesto bastante asustado cuando mencionó lo de la bomba porque primero, no había visto a esta chica por la universidad hasta el día de hoy, y segundo, la idea de una masacre en un centro de estudiantes por desgracia no era algo alejado de la realidad en Estados Unidos, aunque dudaba que si fuese cierto, ella lo hubiese dicho con tanta naturalidad. Por suerte no me llevó demasiado tiempo el reaccionar y entender que se trataba de una broma. O eso creía, ya que la mochila aún seguía en mi mano.
Torcí la boca en una sonrisa nerviosa cuando imitó el sonido de la bomba y seguí ofreciéndole la mochila, desviando incluso la mirada sutilemente hacia ella para ver si la chica hacía algún intento de cogerla. Al ver que no era así y sentir que mi brazo ya se estaba quedando engarrotado por la postura, fruncí el ceño y volví a mi gesto de preocupación.