Alcé ambas cejas cuando preguntó lo primero y me quedé así aún después que el terminara de hablar. Se notaba bastante que el crío no me quería cerca de él, pero también se notaba que era por miedo, ni que fuera a empalarle.
Bajé la vista analizándole mejor, subí a sus ojos y volví a bajarla para por último terminar de nuevo mirándole a la cara.
- ¿Qué más da?.- comenté por fin.- ¿Tienes algún problema Maxwell?.
Lo último en verdad no lo había comentado de malas, pero seguro que el pequeño caniche temblaría.