[... ¿Dónde estás? ¿Cuánto tiempo has estado aquí? Es difícil de decir, cuando el cielo sobre tu cabeza es negro como una noche sin estrellas, y no hay ninguna luz que te ayude a medir el paso de las horas (¿días?). De vez en cuando el brillo fantasmagórico de una extraña aurora boreal cruza la oscuridad, pero pronto vuelve a desaparecer y a dejarlo todo en tinieblas. Hace frío. O al menos eso crees, porque no es que lo
sientas, pero puedes ver tu aliento frente a ti...
Ver. Ah, sí. Tienes una lámpara de aceite colgando de tu mano, para alumbrar tu camino. No recuerdas haberla encendido. No recuerdas quién te la entregó, o si tú la encontraste. De hecho, sientes que no recuerdas muchas cosas que deberías recordar... ¿Había un sol? Sí, había un sol. Había más gente, también, en otro lugar... Recuerdas cosas de ese lugar, ahora, y te das cuenta de que no deberías estar aquí.
¿Recuerdas aún tu nombre, al menos? Esa es una buena señal.
Vagas solo en la oscuridad, alumbrado por tu lámpara, sin saber hacia dónde vas o qué buscas. Es como si estuvieras en el bosque más oscuro; puedes distinguir imprecisas siluetas en la negrura a tu alrededor que bien podrían ser árboles, aunque no estás seguro de querer acercarte lo suficiente como para comprobarlo. Escuchas
algo deslizándose entre las siluetas, y decides mejor no hacerlo. A veces te topas con edificios en ruinas, que de otro modo te hubieran resultado familiares. A veces las oscuras siluetas a tu alrededor cambian en un parpadeo, y sabes que estás en otro lugar de pronto. No entiendes si es el lugar el que se movió a tu alrededor o si fuiste tú quién se movió sin necesidad de caminar. Si es lo último, deberías empezar a aprender cómo controlarlo; podría ser útil saber viajar sólo usando tu voluntad.
A veces ves a otros. Otros cargando lámparas en las tinieblas, confundidos y perdidos como tú. Puedes intentar llamarlos, y quizás algunos te respondan y se acerquen. Quizás puedan vagar juntos por un tiempo y entregarse compañía, cosa que después de tanto tiempo en soledad casi parece nueva. Pero ten en cuenta que en cualquier momento podrías quitarles la vista, y al voltear para hablarles tal vez ya no seguirán ahí, habiendo vuelto a perderse en la oscuridad. En este lugar es más sencillo perderse que encontrarse.
Otras veces ves líneas en el suelo como caminos luminosos, y decides seguirlas por un tiempo. O puede que sea un aroma, una voz, una luz como un faro la que te guíe hacia cierto lugar. Tal vez incluso una emoción-- tristeza, alegría, enojo, que casi puedes sentir como una música en la distancia. A veces, cuando te acerques, te encontrarás con Otros. No como los demás, perdidos como tú, no. Estos parecen estar hechos de humo, de agua, y se mueven y susurran sin verte. Intentas hablarles o escuchar lo que dicen, pero es como si estuvieran muy lejos, detrás de un vidrio. Intentas tocarlos, pero tus dedos los atraviesan. Algunos te resultarán terriblemente familiares y queridos; algunas veces podrás distinguir también otras cosas familiares a su alrededor (muebles, paredes, paisajes), pero todo parecerá hecho del mismo material intangible. Y antes de que te des cuenta, estarás en otro sitio otra vez.
Y entonces, también está la Niebla. Aparece cuando menos te lo esperas, arremolinándose densa y extendiendo sus dedos blancos sobre el suelo negro. Avanza más rápido de lo que pensarías, y te das cuenta de que también te llama. Pero es un llamado diferente. Uno que no estás seguro de querer responder, pero uno que te atrae irremediablemente.
Sabes que no deberías responder, cuando al acercarte empiezas a sentirte mal. Te sientes débil, solo... Empiezas a olvidar. ¿Dónde estás? ¿Cuánto tiempo has estado aquí? Hay algo sobre esta Niebla que deberías recordar, piensas mientras sientes como si te estuvieras volviendo... Nada.
Sientes Nada.
Corres, vuelas, huyes aterrado lo más rápido que puedes en este mundo tenebroso, perdiéndote otra vez entre las sombras, temiendo que tu lámpara se apague. Y mientras más te alejas, más recuperas tu energía y tus recuerdos... ¿Había un sol? Sí, había un sol. Había más gente, también, en otro lugar... Recuerdas cosas de ese lugar, ahora, y te das cuenta de que no deberías estar aquí.
¿Recuerdas aún tu nombre, al menos? Esa es una buena señal.]
((Tercer post del evento de máscaras y fantasmas. Este está centrado en el mundo espiritual y en las personas que desaparecieron; aún debería serles muy difícil hacer contacto con los "vivos" como para que ellos hagan aparición. Sus musos pueden estar más o menos desmemoriados/confundidos dependiendo de cuánto hayan estado expuestos a la Nada, eso queda a elección de cada uno.))